Impacto ambiental

IMPACTO AMBIENTAL EN LA FABRICACIÓN DEL PANTALÓN VAQUERO





¿Contaminando con sus jeans ?
Blanca Estela García y Julio A. Solís Fuentes
No es desconocido que a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y del ingreso de México a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, ha ocurrido en la industria que opera en México una serie de cambios cualitativos en las formas de vida y en el entorno socioeconómico y ambiental que hacen necesaria una reflexión sobre los verdaderos rumbos del desarrollo nacional.
Las voces más condescendientes e ingenuas consideraron que el TLC era el tratado comercial más "verde" establecido hasta ese momento en función de las consideraciones ambientales que incluía y, en particular, de las derivadas de los acuerdos paralelos en la materia, que plantean la posibilidad de que haya sanciones comerciales para los países socios que no cumplan con la normatividad ambiental vigente. Sin embargo, muchas de las políticas delineadas por las grandes potencias económicas mundiales en el contexto del neoliberalismo no incluyen el importante punto de vista de los países periféricos, carencia a veces evidente en la normatividad establecida y en otras reflejada en los resultados de su implantación, lo que, más allá de los discursos oficiales, ha propiciado un deterioro paulatino de la calidad de vida de la población y del entorno ambiental.
Un claro ejemplo lo representa la industria maquiladora en general y la maquiladora textil en particular. ¿Quién de los jóvenes de hoy y de quienes se niegan a marginarse de la moda no usa jeans , los famosos pantalones, generalmente azules, de mezclilla? El consumo de esa prenda de vestir la realizan, casi puede asegu rarse, todas las capas socioeconómicas de la población. Si pudiera establecerse una característica de la homogeneización del consumo individual en el mundo de la modernidad -gracias o por culpa de la globalización, según se vea-, esta sería el uso de los jeans , el teléfono celular y el automóvil. La industria que soporta los multimillonarios consumos de estos productos es enorme, y en algunos casos ha descentralizado parte de su producción en la maquila, que es una industria altamente contaminante.
Como es sabido por muchos, el gobierno mexicano ha permitido la entrada casi indiscriminada de las empresas multinacionales, pero no la ha regulado. Para fomentar la instalación de nuevas industrias para la generación de empleos, les ha otorgado todo tipo de concesiones (fiscales, laborales, mercantiles, ambientales, etc.), pero por otro lado ha descuidado sectores importantísimos desde el punto de vista económico y social, como el agrícola y el pecuario, hasta el punto de que este sector se encuentra en una profunda crisis. Esto ha tenido efectos muy negativos en el desarrollo nacional, provocados por el mismo afán globalizador, tales como la profundización de la polaridad entre los estratos socioeconómicos, la pérdida de identidad cultural, la sobreexplotación de los recursos naturales y la contaminación.

Para las naciones no desarrolladas, la búsqueda del capital foráneo es, según sus gobiernos, la clave para el despegue y el desarrollo económicos; es así como sus esfuerzos se encaminan a presentarse en el contexto mundial como atractivos para la inversión extranjera, construyendo obras de infraestructura e implantando políticas de fomento con enormes ventajas para el capital.
Bajo este contexto, la rama de las maquiladoras -siendo muy representativa la industria textil- se presenta como la punta de lanza de la apertura comercial indiscriminada que aparece con diferentes caras: TLCAN , Plan Puebla-Panamá o Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. La experiencia demuestra que este modelo ha tenido como resultado la incertidumbre laboral, la destrucción de la identidad cultural y de los recursos naturales, y una cada vez mayor concentración del ingreso.

En México, la industria maquiladora de exportación nace a mediados de la década de los sesenta como una respuesta económica al encarecimiento de la mano de obra que tuvo lugar en Japón y Estados Unidos, países altamente industrializados. El propósito central era que las empresas maquiladoras se responsabilizaran de crear fuentes de empleo, fortalecer la balanza comercial del país a través de una mayor aportación neta de divisas, contribuir a una mayor integración interindustrial, coadyuvar a incrementar la competitividad y la capacitación de los trabajadores en la industria nacional e impulsar el desarrollo y la transferencia de tecnología en el país.
Actualmente, según cifras de la Secretaría de Economía, hay más de 3 mil 750 plantas maquiladoras en el país (70% concentrado en la frontera norte) que han generado 17 mil 500 millones de dólares en divisas.
La industria de la confección genera 400 mil empleos en México, de los cuales 230 mil están vinculados a la confección de prendas de vestir para el exterior (bajo los programas de maquila), mientras que la producción del resto es para el mercado interno. En el estado de Puebla se halla la mayor parte de la maquila textil formal e informal; como consecuencia de ello, el corredor industrial Puebla-Tlaxcala es el cuarto en importancia del país; un gran número de tales instalaciones industriales se encuentran en el valle de Tehuacán, en la Sierra Negra que se expande hacia Veracruz al norte, y en la región serrano-costeña.
Este tipo de industrias producen para la exportación y se establecen en estos lugares por encontrar en ellos ciertos privilegios, como la exención del pago del impuesto sobre la renta, la posibilidad de conseguir insumos del extranjero, el bajo costo de los alquileres y, sobre todo, la mano de obra barata.

La depredación y la contaminación de los recursos naturales es tal vez el daño más evidente y dramático que la actual organización del mundo trae y traerá en su perspectiva por efecto del proceso de la mundialización. El resultado, si bien se antoja negativo para todo el planeta, es y será peor para los países periféricos, ya que los hacedores de las políticas globales han tenido buen cuidado de favorecer las condiciones que permitan el traslado de algunos procesos industriales a los países subdesarrollados, preferentemente los procesos ecológicamente riesgosos que originariamente se ubicaban en los países centrales. Es así que, con base en la oferta casi ilimitada de mano de obra no calificada y en las urgentes necesidades de los sectores más pobres para obtener empleos (lo que garantiza el mantenimiento de niveles bajísimos de salarios), es que se reubican industrias o procesos que sobreexplotan los recursos naturales y contaminan. Lamentablemente, la maquila y el agua son, en países como México, un ejemplo.
Recordemos que el agua es un recurso natural no renovable indispensable para el bienestar social puesto que se trata de un líquido vital para el ser humano, plantas y animales debido a sus propiedades únicas; además, posee valor material y su demanda económica radica en que es un elemento estratégico en el desarrollo de diferentes actividades productivas, como la agricultura, la industria, la generación de energía eléctrica, la pesca, la navegación y el turismo.
Como es bastante conocido, el agua ocupa tres cuartas partes de la totalidad de nuestro planeta, pero, de ésta, alrededor de 98% es agua salada que se encuentra en los mares y océanos; 69% del agua dulce del planeta se halla atrapada en glaciares y nieves eternas, 30% es subterránea y una cantidad no superior a 0.7% se encuentra en forma de ríos, apta, previo procesamiento, para el consumo humano.
La distribución geográfica del agua es otro aspecto importante en su disponibilidad para el hombre. Para dar una idea, en México, por ejemplo, más de la mitad del territorio del norte y del altiplano recibe sólo 9% de la precipitación media anual, pero concentra 75% de la población del país; casi 70% de la precipitación anual ocurre en el sureste de México, donde vive sólo 24% de la población. Por otro lado, el territorio mexicano recibe anualmente un promedio de 1,570 km 3 de agua por precipitación y pierde por evaporación 1,064 km 3 , lo que establece una oferta de agua de 473 km 3 , de los cuales 410 km 3 fluyen por cauces y vasos superficiales y el resto recarga a través de mantos acuíferos.
En un balance simplificado, en 1995 se usaron 163 km 3 de aguas superficiales (40% del total disponible) y 24 km 3 de subterráneas (38% del total de recarga), lo que aproxima la demanda nacional a 190 km 3 anuales, aparentemente un balance positivo. Sin embargo, en los últimos años ha habido una grave contaminación del agua disponible debido a productos químicos como fertilizantes, pesticidas y colorantes. La industria textil tiene en ello una aportación relevante.
Pero, ¿cómo es que la industria textil contamina? ¿Qué tienen que ver en eso los comodísimos jeans ?
Los jeans han cumplido ya 131 años de vida. Creados originariamente para labores agrícolas y mineras que requerían prendas duraderas y de gran resistencia, hace años que ocupan un lugar destacado en la mayoría de los guardarropas. Se estima que anualmente se comercializan alrededor de mil millones de jeans en el mundo. Estas prendas están confeccionadas con denim un tejido duro de algodón elaborado mediante el sistema sarga , en el que los hilos longitudinales (urdimbre) están teñidos de azul índigo, y los hilos transversales (trama) son blancos. Es por eso que los llamados pantalones vaqueros tienen colores distintos en el anverso y en el reverso.
El proceso de producción de los pantalones de mezclilla comienza con el cortado de las prendas; después viene el ensamblaje de cada una de las piezas, el pegado de partes metálicas -botones y cierres- y el envío del producto a la lavandería, donde, en aparente paradoja, ahora se procura el desteñido parcial de las prendas.
Con la creciente demanda de productos textiles, este sector maquilador y las aguas residuales que genera se han incrementado proporcionalmente, por lo que es hoy una de las principales fuentes de contaminación en todo el mundo.
Los tintes son compuestos naturales o artificiales que hacen el mundo más hermoso gracias a su colorido. Los colorantes se clasifican de acuerdo a sus aplicaciones y estructura química. Están compuestos de un grupo de átomos responsable del color, llamados grupos cromóforos, y también por un electrón traslapado o donador sustituyente causante de la intensidad del color, llamado auxocromo. Los cromóforos más importantes son los azo, el carbonilo, el metilo, el nitro y los grupos quinoides. Los auxocromos más importantes son las aminas, carboxilos, sulfonatos e hidroxilo. Vale mencionar que los grupos sulfonatos dan una alta solubilidad acuosa a los tintes.
Se estima que se producen anualmente en todo el mundo al menos 10 millones de toneladas de colorante, de las cuales los colorantes azo representan cerca de 70%. Este grupo de colorantes se caracteriza por grupos reactivos que forman enlaces covalentes con grupos hidroxilo, aminas o sulfonatos en las fibras (algodón, lana, seda, naylon). Los colorantes azo son los más usados para colores como el amarillo, el naranja y el rojo. Para obtener el color objetivo, normalmente se aplica un baño de una mezcla de tintes rojo, amarillo y azul. Esos tres colores no tienen necesariamente la misma estructura química y podrían contener algunas cromóforos diferentes, como los colorantes azo, antraquinonas y ftalocianinas, que son los grupos más importantes. Los colorantes antraquinónicos constituyen la segunda clase más importante de los colorantes textiles, después de los azo. Los colorantes antraquinónicos tienen un amplio rango de colores, algunos en el espectro visible, pero ellos se utilizan más comúnmente para colores como el violeta, el azul y el verde.
La liberación de efluentes coloreados de las industrias que los utilizan representa un serio problema ambiental y una preocupación para la salud pública. En particular, las descargas de efluentes coloreados al medio ambiente es indeseable no solo debido a su color, sino también porque algunos colorantes de estas aguas residuales y sus productos desgastadores son tóxicos o mutagénicos para la vida. Sin tratamientos adecuados, estos tintes se estabilizan y pueden permanece en el ambiente durante mucho tiempo; por ejemplo, la vida media del reactivo hidrolizado blue 19 , utilizado en textiles como la mezclilla, es cercana a los 46 años.
En adición al problema ambiental, la industria textil consume una enorme cantidad de agua potable. Si tomamos en cuenta el volumen de descarga y la composición del efluente, encontraremos que dicha industria se encuentra actualmente entre las actividades más contaminantes de todo el sector industrial. En algunos países donde el agua potable es escasa, el gran consumo de agua ha llegado a ser intolerable.
Las aguas residuales textiles se caracterizan por extremas fluctuaciones en parámetros como la demanda química y bioquímica de oxígeno, el pH, el color y la salinidad. La composición de las aguas residuales dependerá de las diferentes bases orgánicas de los compuestos químicos y colorantes utilizados en la industria.
La mayor parte del color que pasa del proceso a estos efluentes y más tarde al medio se origina en el proceso de lavado (o desgaste) y blanqueado de fibras naturales como el algodón, y también de las etapas de secado y terminado de las prendas en las lavanderías de las maquiladoras. Dada la variedad de fibras, colorantes y productos utilizados, estos procesos generan efluentes de gran diversidad y complejidad química, los cuales no se tratan adecuadamente en una planta de tratamiento de aguas residuales convencional. La composición química de los efluentes textiles cambia rápidamente como resultado de las diferentes preferencias de los consumidores y de la moda, lo cual hace más difícil el trabajo de remoción de contaminantes.
El índigo es uno de los colorantes naturales más conocidos y utilizados desde la antigüedad. Se extrae en su forma natural de la planta Indigofera tinctoria , que lo contiene en forma de glucósido; este se hidroliza por ácidos o por fermentos en glucosa e indoxilo, se oxida de forma natural por el oxígeno del aire y se transforma en el colorante índigo o añil. Fue hasta el siglo XIX que se comenzó a producir de forma artificial. Una vez que se consiguió aislar esta sustancia, su producción química ha hecho que el índigo, como colorante artificial, sea más barato y abundante que el natural.

La principal producción de la industria maquiladora asentada en el valle de Tehuacán es el pantalón de mezclilla, en tanto que el principal recurso natural de esta región es el agua. Su fama de capital del agua mineral ha trascendido las fronteras. La que antes se destinaba para hacer refrescos, hoy se utiliza en una enorme proporción por la industria textil para la fabricación de los jeans; como consecuencia, el vital líquido ahora escasea por su sobreexplotación. La contaminación provocada por las maquilas, según un buen número de estudios, es alarmante. Hay discrepancia en las cifras que manejan el número de maquiladoras existentes en la región; de acuerdo con el INEGI , en Puebla hay 189 maquilas; sin embargo, según la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaives), en Tehuacán hay más de 300, y más de 500 según algunos organismos no gubernamentales.
Actualmente, en Tehuacán hay más de 25 lavanderías (unas doce legales y las demás clandestinas), la mayoría de las cuales no tiene plantas de tratamiento. Cada máquina de lavado usa más de un millón y medio de litros de agua por jornada. En una semana, una de estas plantas gasta más de 100 millones de litros, y sus aguas residuales contienen diversos compuestos químicos que se utilizan durante el proceso de lavado, envejecimiento y desgaste artificiales de la mezclilla.
De los tratamientos a los que se somete la mezclilla, los más frecuentes son elstone washing , que tiene como fin el desgaste del pantalón mediante piedra pómez, lo que da la apariencia de usados o viejos a los pantalones azules; el stone bleach , que se emplea para eliminar el teñido índigo de los jeans con enormes cantidades de cloro (160 pantalones implican 65 kilos de cloro), o más recientemente la enzimalacasa para producir pantalones de tonos más claros. El suavizado, que deja al pantalón con su color original y con textura más suave, se realiza también con el uso de enzimas. El sand blast , que hoy está de moda, consiste en someter a las prendas a baños de arenas sílicas para darles apariencia de desgaste.
En Tehuacán, las descargas de agua residual se vierten a los ríos y terminan por ser utilizadas como aguas de riego, contaminando así los cultivos de poblados aledaños. Debido al intensivo uso del agua, los mantos freáticos disminuyen entre 1 y 1.5 metros anualmente, al tiempo que la población crece a razón de 10 mil a 13 mil habitantes por año. Diversos estudios apuntan que antes se perforaba en los pozos hasta 15 metros para encontrar agua, pero actualmente se tiene que buscar el vital líquido hasta 200 metros de profundidad.
Teziutlán, la ciudad más importante del norte del estado de Puebla, representa para las maquiladoras un polo económico estratégico porque es el punto de intersección de la sierra y la costa. Hoy se habla de la existencia de 1,200 instalaciones -entre talleres y fábricas maquiladoras-, todas ellas dedicadas a la confección de ropa; algunas son casi familiares, pero otras son de gran tamaño. Independientemente de su magnitud, las que elaboran jeans recurren a lavanderías propias o ajenas para completar el proceso de manufactura.
En esta población, las descargas son vertidas directamente en los ríos, como es el caso del Xoloatl y del Chorrito, que se comunican vía diferentes afluentes con el río Tecolutla, o los ríos Ixtipan e Ixtlahuaca, que desembocan cerca de la costa, al norte de Nautla.

2 comentarios:

  1. es fastinante este pagina de estas dos niñas

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  2. EL TEMA DEL IMPACTO AMBIENTAL ESTÁ MUY DISPERSO.DEBÉIS DE REALIZAR EL ESTUDIO DE ACUERDO CON LO EXPLICADO EN CLASE.ESPERO QUE LO PODÁIS TRABAJAR ESTE FIN DE SEMANA.
    UN SALUDO

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